¿Se había equivocado? Era terriblemente histérica, pero con raras crisis explosivas; los nervios desordenados repiquetiaban hacia adentro, y de aquí la enfermiza tenacidad en un disparate, y el súbito abandono de una convicción; y en los pródomos de las crisis, la obstinación creciente, convulsiva, edificándose con grandes bloques de absurdos. Abusaba de la morfina por angustia, necesidad y por elegancia.
martes, 17 de febrero de 2009
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